Comenius es
considerado el padre
de la Pedagogía. Fue teólogo, filósofo y pedagogo,
pero su fuerza
está en
su
convencimiento de que la educación tiene un importante papel en el
desarrollo de las personas,
en
el esfuerzo que hizo para que
el conocimiento
llegara a
todos, hombres y mujeres por igual,
sin malos tratos, buscando la alegría
y motivación de los alumnos. El establecimiento de la pedagogía
como ciencia autónoma y la inclusión en sus métodos de ilustraciones y
objetos, hicieron de él pionero de las
artes de la educación y de la didáctica
posterior. Ideó
las bases para la
cooperación intelectual y política entre los estados, lo cual dio como
resultado el concepto de «federación
de los pueblos»,
idea que lo coloca como precursor del pensamiento moderno.
En Orbis
Pictum,
muestra un mundo visible en dibujos, un libro para el aprendizaje
del latín, que parece ser el primer libro ilustrado para niños.
Su gran obra,
Didáctica Magna, le hizo famoso en toda Europa
y dio una gran importancia al
estudio de las lenguas.
En su
alegoría juvenil, El laberinto del mundo, Comenius señala
esta situación: «[...] veo que la reformación les costaba mucho
a los pobrísimos. No del bolsillo, sino del cuero, digo, que
tenían que ofrecer. Y también seguramente sobre éstos llegó a
caer el puño, la vara apuntadora, la verga, en la cara, en la
cabeza, en la espalda, bajo las asentaderas, hasta que
destilaban sangre y casi siempre estaban llenos de cardenales,
arañazos, contusiones, callosidades» (Comenio, J. A., 1905. p.
59).